En los últimos meses nuestra estrategia nos ha llevado a robustecer el equipo gestor en MGi SAFI al estar próximos a lanzar nuevos fondos de inversión.
Durante las entrevistas pudimos confirmar cómo nuestra propuesta de valor alineada con nuestro propósito no solo da sentido a todo lo que hacemos sino que resulta clave para atraer talento.
Les quiero contar cómo se formaron.
Nuestro proyecto empezó con el objetivo de levantar fondos para comprar participaciones en empresas y tomar un rol activo para impulsar su crecimiento.
Algunos meses después confirmamos nuestra sospecha. Levantar capital con ese objetivo sería complejo. Los inversionistas institucionales preferían invertir con gestores internacionales en mercados más profundos y las personas de alto patrimonio, de la mano de sus asesores financieros, preferían inversiones más líquidas, a plazos más cortos y con un nivel de riesgo menor.
Sin embargo, percibíamos la necesidad de las empresas pequeñas y medianas por ampliar y diversificar sus fuentes de fondeo y fortalecer su gestión.
Entonces evaluamos estructuras que permitiesen de un lado, ofrecer a las empresas capital de trabajo de corto plazo y, de otro lado, otorgarles financiamiento a mediano plazo para sus inversiones de capital así como para reestructurar sus deudas en línea con sus proyecciones de negocio.
Al otro extremo, veíamos cómo el inversionista natural de tamaño medio tenía pocas alternativas de inversión atractivas. Estaban los certificados de depósito, que debían abrir en instituciones financieras de riesgo moderado y alto para obtener rendimientos interesantes, y los valores negociables (acciones, bonos y fondos mutuos) cuyos precios oscilantes reflejaban la volatilidad del mercado. Adicionalmente, tenían la posibilidad de adquirir un inmueble con miras a venderlo más adelante a un mayor precio o simplemente alquilarlo y generar ingresos por renta. Esta opción suponía una inversión elevada, una alta concentración en un activo ilíquido y no estaba al alcance del bolsillo del inversionista promedio.
Y así las piezas fueron encajando: En un extremo teníamos empresas pequeñas y medianas que requerían fondeo -entre ellas los desarrolladores inmobiliarios- y en el otro, personas que no accedían a productos de inversión atractivos con tickets accesibles.
¿Y si los conectábamos? Generábamos un círculo virtuoso. Nuestra propuesta consistiría en proveer una oferta diversificada de fondos dirigida a personas naturales, que respondan a estrategias distintas de inversión y se especialicen en prestarle a empresas pequeñas y medianas, cumpliendo altos estándares de evaluación y control. Al hacerlo, le brindamos al inversionista un retorno atractivo con una diversificación adecuada y un riesgo acotado y, a las empresas, alternativas de financiamiento a la medida de sus necesidades.
Habíamos pues encontrado nuestro propósito que podemos resumir así: Crecer haciendo Crecer. Los inversionistas ayudan a las empresas y las empresas crecen haciendo crecer a los inversionistas.
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