En los últimos 12 meses, la economía peruana ha venido experimentando un estancamiento progresivo, explicado por diversos motivos, tanto internos como externos. Ante la crisis internacional ocasionada por la Guerra en Ucrania, sumado a efectos inflacionarios mundiales que se vienen experimentando desde el año pasado, el Perú no es ajeno y algunos sectores económicos empiezan a sentir los estragos de esta crisis. La reacción y administración de este Gobierno tampoco es la más eficiente ante esta situación, lo cual agrava aún más el escenario en el que se encuentra el país.
Ante esta incertidumbre, los inversionistas empiezan a sentir un temor generalizado y se empiezan a preguntar sobre dónde pueden rentabilizar su capital de la manera más segura posible. Las bolsas de valores en el mundo empiezan a ser golpeadas por la coyuntura internacional, por lo que las inversiones alternativas se muestran como una opción muy rentable y con riesgo acotado.
El Factoring, por ejemplo, ha demostrado ser un producto muy resistente a las crisis. Durante el año 2020, en pleno inicio de la pandemia del COVID-19, el negocio solo se detuvo durante los meses de cuarentena obligatoria, pero experimentó un repunte importante desde el reinicio de las actividades económicas, alcanzando hoy un volumen de valores negociados incluso superior al que se tenía antes de marzo de ese año. Esto se debe a que la inversión se realiza sobre títulos valores (facturas) que representan un bien o servicio entregado a un adquiriente. Es decir, se hace un financiamiento sobre economía real, lo cual brinda un alto índice de retorno. El éxito está en la exhaustiva evaluación crediticia de los adquirientes, quienes son los pagadores finales de la acreencia. Invertir en este tipo de instrumentos es muy seguro y rentable, especialmente porque está orientado a un segmento empresarial que trabaja con tasas activas promedio de entre 15-18%. Además, al ser un financiamiento de corto plazo, que por lo general no excede de los 90 días, el portafolio puede ser recuperado e incluso se puede reorientar rápidamente en caso algún sector económico específico sufra algún contratiempo coyuntural.
La gestión de un equipo experimentado es muy importante para lograr estos resultados. El factoring es un producto muy especializado, y requiere de un seguimiento constante, no solo en la prospección y evaluación de clientes, sino también en la gestión de cobranza de las facturas. Esto asegura que los fondos no solo sean rentables, sino que además mantengan una buena salud financiera, permitiendo que sean sostenibles en el tiempo.
La inversión en este tipo de instrumentos está orientada a personas con un perfil de riesgo moderado, con altos rendimientos y baja volatilidad ante efectos exógenos en la economía.