Sacar adelante una sociedad administradora de fondos de inversión (SAFI) es una carrera de largo aliento.
Además de contar con el capital regulatorio requerido, una SAFI requiere de un equipo gestor experimentado, estructurar productos (fondos) atractivos, acceder a buenas oportunidades de inversión y obtener fondeo de inversionistas.
Existe una buena cantera de talento local y las empresas tienen múltiples necesidades de financiamiento dadas las restricciones de financiamiento de los bancos y la poca profundidad del mercado de capitales.
Eso lleva a que el cuello de botella para crecer sea el levantamiento de capital de los inversionistas. Aquí los primeros metros (millones de soles/dólares) son difíciles de obtener y su consecución dependerá de ir dando pequeños pasos en la dirección correcta.
Asumiendo que los promotores de la SAFI han logrado convocar un equipo gestor potente, han desarrollado una tesis de inversión diferenciada y cuentan con oportunidades de inversión interesantes, la ruta del dinero es la siguiente:
Primero, buscar la colaboración de socios que funjan de inversionista ancla. Es decir, facilitadores de capital y financiamiento blando, a fin de que la SAFI cubra sus gastos de operación y participe con una coinversión relevante en los productos que ofrece.
Segundo, acceder a la red de contactos de los socios y ejecutivos. Los llamados “friends & family” que confían y apuestan por nosotros a nivel personal. Dicho fondeo sirve de semilla para el lanzamiento de los primeros productos pero no genera la escala suficiente para cubrir los costos y gastos de la operación. Cabe recordar que las SAFI deben mantener un patrimonio efectivo por encima de cierto nivel.
Existen distintos perfiles de inversionistas, cada uno con preferencias y consideraciones diferentes al momento de invertir. Entre ellas se encuentran el tipo de producto ofrecido, las capacidades y trayectoria del equipo gestor, el volumen de activos administrados por la SAFI y la experiencia específica en el producto ofrecido. Todo ello combinado con sus expectativas respecto de las perspectivas económicas y políticas del país.
La coyuntura actual ha llevado a que los inversionistas de alto patrimonio y afluentes reduzcan su exposición a activos locales e incrementen sus inversiones en el exterior. Esto es factible respecto de la porción líquida de sus portafolios ya que sus empresas e inversiones inmobiliarias son difíciles de disponer. Este segmento de inversionistas suele tener experiencia en productos de inversión y está autorizado a invertir en fondos no supervisados por la Superintendencia del Mercado de Valores. Por lo general estos inversionistas son asesorados por un banquero privado que invariablemente les aconseja diversificar su portafolio hacia activos líquidos en el exterior.
En el otro extremo se encuentran los inversionistas minoristas o “retail”. Tienen patrimonio y excedentes de menor tamaño y acceso limitado a productos del exterior. La coyuntura les preocupa, pero buscan optimizar sus opciones de inversión localmente. Pensando en ellos, la SAFI debe contar con fondos de inversión públicos -supervisados por la SMV- a fin de poder realizar actividades de promoción y captar recursos de clientes sin mayor experiencia financiera. Los mensajes promocionales deben cumplir con estrictos lineamientos para evitar ofrecer retornos asegurados y mencionar adecuadamente los riesgos asociados al producto.
Las grandes empresas buscan rentabilizar sus saldos de tesorería en productos de corto plazo, generalmente invirtiendo en fondos mutuos. Éstas no solo analizan los méritos de los productos ofrecidos sino los años de trayectoria de la SAFI, la consistencia de los resultados pasados en el producto específico, el tamaño del fondo, entre otros aspectos.
Las instituciones financieras reguladas tendrán en consideración los aspectos observados por las grandes empresas y además procurarán que el producto cuente con una calificación de riesgo y tenga una duración menor a 12 meses a fin de minimizar la provisión que les requiere el regulador en caso de invertir.
Más adelante, una vez la SAFI alcance una mayor escala y trayectoria, tendrá la posibilidad de recibir fondeo de las compañías de seguros y las AFP. Estas instituciones realizarán un due diligence exhaustivo de la SAFI como parte de su proceso de calificación y solo iniciarán dicho proceso si la SAFI es un jugador reconocido por su trayectoria y liderazgo en el producto ofrecido.
Al final del camino están los inversionistas del exterior, los cuales difícilmente consideren invertir en un fondo local enfocado exclusivamente en el Perú y que además no cuente entre sus inversionistas con las instituciones locales descritas en el párrafo anterior.