El Factoring es un instrumento financiero que permite al legítimo tenedor de un título valor (letra, cheque, factura negociable, etc.), endosar sus derechos de cobro a favor de un tercero (conocido como “Factor”) a cambio de obtener dinero en efectivo en plazos cortos (24 o 48 horas) descontado a valor presente. El uso de esta herramienta se ha expandido alrededor de todo el mundo, y es hoy una de las más utilizadas como fuente de financiamiento de corto plazo para las pequeñas y medianas empresas. Al cierre del año 2019, existían en el mundo 4,236 empresas de factoring negociando alrededor de 3.5 billones de dólares americanos en títulos valores (FCI, 2020).
El crecimiento sostenido del uso de este instrumento obedece a los muchos beneficios que ofrece a una empresa prestadora de servicios, especialmente a aquellas consideradas en el sector Micro, Pequeña y Mediana Empresa (MIPYME). Estas empresas tienen muchas dificultades en países como el nuestro para poder continuar el flujo regular de sus operaciones en el tiempo, debido al poco acceso al crédito. El factoring no solo es una forma eficaz de inyectar liquidez a la empresa a través de la conversión de las cuentas por cobrar en efectivo, sino que además le permite delegar al Factor algunas funciones especializadas tales como la gestión de riesgo crediticio, o las labores de cobranza y de contabilidad. Del total de las empresas formales en el Perú 99,6% conforman el sector MIPYME, y éstas son la principal fuente de empleo, generando alrededor del 59% de la PEA ocupada (Ministerio de la Producción, 2020), Por tanto, es de suma importancia desarrollar un sistema eficiente que les permita obtener financiamiento para asegurar la supervivencia de sus negocios.
En el Perú, desde la promulgación del Reglamento para las empresas de Factoring por la SBS y su refrenda por los ministerios correspondientes, la oferta del producto dejó de ser una exclusividad de las entidades bancarias, y por tanto, permitió que empresas no comprendidas dentro del ámbito de la Ley General, tales como Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión, empresas especializadas en factoring e incluso pequeñas sociedades capitalistas creadas para este fin, pudieran convertirse en fuentes de financiamiento para pequeñas empresas con poco acceso a crédito bancario. Si bien en los primeros años después de la promulgación del reglamento, la presencia de estos nuevos agentes aún no era significativa, y a pesar de que la banca múltiple aún lleva el liderazgo en volúmenes negociados, es importante reconocer que el mercado en su totalidad ha crecido exponencialmente, y cada vez hay más empresas registradas ofreciendo este servicio en diferentes ciudades del país.
De acuerdo a las estadísticas proporcionadas por CAVALI ICLV S.A., al mes de Marzo del 2021, se han acumulado valores negociados en forma de Facturas Negociables por casi S/ 43 mil millones, habiendo alcanzado picos importantes durante el año 2019 de casi S/ 1,500 millones mensuales. Este crecimiento se debe precisamente al incremento de las empresas de factoring no comprendidas en el ámbito de la Ley General operando en el sistema, las cuales han pasado a tener una participación de mercado de 13% a casi 30% en los últimos 5 años.
El crecimiento del mercado en el Perú ha sido exponencial, a una tasa promedio anual de 76% entre los años 2016 y 2019. La percepción de que es un producto relativamente sencillo de utilizar, y que además se encuentra debidamente supervisado bajo las normas establecidas por el Reglamento para Empresas de Factoring, hace que cada vez más empresarios formales opten por esta forma de financiamiento. En la actualidad existen 115 empresas inscritas en el Registro de la SBS, todas compitiendo entre sí para ofrecer las mejores condiciones a sus clientes, lo que ha permitido una democratización a nivel de precios para el pequeño y mediano empresario.
Ni siquiera la gran crisis sanitaria y económica del 2020 ha podido detener el avance del mercado de factoring en el Perú. Bajo este escenario, la expectativa es que el producto se siga especializando y su uso continúe extendiéndose a todos los rincones del país, llegando principalmente al sector empresarial más amplio y el cual se favorece con este servicio: las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el crecimiento exponencial que se ha visto en los últimos años ha sido principalmente producto de una combinación de peculiaridades del mercado que han propiciado este hecho: la introducción de un producto poco explorado en los años previos, el ingreso al mercado peruano de empresas especializadas provenientes de otros países, el poco acceso crediticio que tienen las pequeñas empresas y la amplia base de emprendedores que existen en el Perú. Estas condiciones son básicas para que exista un mercado de factoring desarrollado, pero es importante también que estas vengan acompañadas de políticas públicas que fomenten su uso, con beneficios tanto para las MIPYMES como para las empresas especializadas. Estas políticas no deben ser solo un acompañamiento, sino que deben incentivar un cambio estructural que permita un crecimiento sostenido de la economía.