Las inversiones alternativas han cobrado mayor relevancia en los últimos años. La industria de activos alternativos se estima en más de US$10 trillones a nivel global y ha mostrado un crecimiento anual promedio de 10% en los últimos 10 años.
La creciente popularidad de estos productos se basa en sus altos retornos y en su buen comportamiento o menor exposición frente a los efectos de crisis económicas, característica que ha sido validada durante la pandemia del Covid-19.
La expansión de las inversiones alternativas incluso ha ganado terreno en el segmento de inversionistas minoristas o no calificados. Pero ¿qué son? ¿por qué están de moda y cómo llegan hasta nuestras manos? y ¿qué debemos considerar cuando estamos frente a una inversión alternativa?
¿Qué es un activo alternativo?
El término es amplio y aplica para cualquier inversión no tradicional, diferente a bonos o acciones listadas en bolsa. Los activos alternativos pueden incluir inversiones en productos inmobiliarios, capital riesgo (emprendimientos con distinto grado de desarrollo o empresas no listadas), recursos naturales, deuda privada o incluso productos coleccionables como obras de arte, antigüedades, monedas o joyas. La lista puede ser interminable y no son fácilmente clasificables.
A pesar de las diferencias entre los distintos tipos de activos alternativos, éstos comparten características comunes que inciden en su popularidad: generan retornos atractivos, mantienen una baja correlación con los mercados (menor impacto en épocas de crisis económicas) y proporcionan una mayor diversificación a cualquier portafolio de inversiones.
Las desventajas de estas inversiones radican en que tienden a ser activos menos líquidos (se transan en mercados secundarios, más difíciles de vender), requieren de un conocimiento más profundo en el sector invertido, suelen ser productos menos expuestos a regulación y con montos altos de inversión. Estas características los convirtieron inicialmente en productos dirigidos a inversionistas institucionales como fondos de pensiones, inversionistas calificados o de alto patrimonio y familly offices. Sin embargo, hoy el crecimiento de la industria de activos alternativos es liderado por inversionistas minoristas.
¿Por qué están de moda y cómo llegan hoy a manos de inversionistas minoristas?
En primer lugar, las inversiones tradicionales (renta fija o renta variable) vienen mostrando consistentemente menores rendimientos, generando que los inversionistas de distintas características se vuelquen hacia productos innovadores de mayor rentabilidad y, con mayor predisposición a asumir un riesgo más alto.
En segundo lugar, la aparición de gestores especializados en los distintos tipos de activos alternativos ha potenciado el desarrollo de productos hechos a la medida de inversionistas menos expertos. Estos productos apuntan a proporcionar mayor liquidez, acotar riesgos, así como, reducir plazos y montos de inversión.
Por último, la tecnología está cambiando la manera de invertir, acercando productos de inversión de forma fácil y rápida a inversionistas minoristas. Hoy es cada vez más factible conocer y gestionar nuestras inversiones por medios digitales; incluso frecuentemente nos encontramos con productos de inversión que se promocionan a través de redes sociales.
¿Qué debemos considerar cuando estamos frente a una inversión alternativa?
Además de las características base de una inversión como rentabilidad, plazos, riesgos o montos de inversión, es recomendable considerar características complementarias como el reparto de dividendos periódicos, la posibilidad de rescate anticipado de capital o la facilidad de venta a un tercero.
Finalmente, resulta esencial incorporar en la evaluación la experiencia o especialización del equipo gestor y si sus operaciones o productos de inversión son supervisados por algún ente regulador. En un mercado en pleno desarrollo y ante la aparición de múltiples gestores de inversiones, atributos como la confianza, trayectoria y transparencia marcarán la diferencia en la experiencia como inversionista.