Puntos a considerar respecto de tus principales alternativas:
Depósito en una entidad financiera. Aquí para que el interés percibido sea atractivo, tendrás que abrir un depósito en una institución financiera pequeña o mediana. No recomendaría hacerlo en los próximos meses ya que las reprogramaciones de créditos a empresas y personas ha sido amplio y una vez vencido el plazo máximo de extensión (6 meses) las instituciones financieras enfrentarán una ola de incumplimientos ya que muchas personas estarán sin empleo y muchas empresas habrán caído en situación de insolvencia dada la crisis producto del Covid-19. Aquí el desembolso de Reactiva Perú ayuda a las empresas, pero un préstamo equivalente a un mes de ventas no cubre el impacto económico sufrido. Averigua el monto del Fondo de Seguro de Depósito para la institución financiera que elijas y procura que tu depósito no exceda dicho monto.
Ahorro voluntario en las AFPs. Te permite poner dinero adicional a tu fondo previsional y con flexibilidad para entrar y salir en forma rápida. El problema es que los fondos de mayor retorno potencial, Fondos 2 y 3, tienen un componente significativo en valores negociables (acciones y bonos). Ambos instrumentos mantendrán un alto nivel de volatilidad en los próximos meses. Además, los precios en bolsa de las acciones no han reflejado la magnitud del impacto del Covid-19 en la economía real. La probabilidad de una corrección significativa en los principales índices accionarios mundiales no es menor.
Fondos mutuos. Al igual que con los Fondos gestionados por las AFPs, la inmensa mayoría de fondos mutuos tiene una exposición significativa a valores negociables (acciones y bonos). Si requieres tu dinero en 24 meses, dichos valores podrían estar cotizando por debajo de tu precio de compra. Tanto las acciones como los bonos debieran reflejar el impacto del Covid-19 en la solvencia y rentabilidad proyectada de los emisores, el cual será significativo y duradero.
Fondos inmobiliarios. Los fondos inmobiliarios de desarrollo suelen tener un plazo mayor, de hasta 36 meses. Su rentabilidad depende del éxito comercial de los proyectos (el ritmo de venta de los departamentos/oficinas). La demanda de departamentos y oficinas estará golpeada por un tiempo. Un escenario distinto es el de los fondos inmobiliarios de renta. Aquellos que listen en bolsa (FIBRAs y FIRBIs) ofrecerán liquidez al inversionista así como un retorno atractivo, pagadero trimestralmente. Los fondos de renta invierten en un portafolio diversificado de activos (oficinas, locales comerciales, locales industriales almacenes, otros) y si bien los negocios de los arrendatarios estarán golpeados y habrá presión por renegociar los alquileres a la baja, incluyendo un incremento en los niveles de vacancia, también en cierto que los próximos inmuebles a ser adquiridos por el fondo reflejarán un precio de compra menor. Ello debiera compensar parcialmente las menores rentas y mitigar el impacto adverso en el retorno del inversionista.
Fondos de deuda privada. Estos fondos adquieren emisiones privadas de deuda de las empresas. En la práctica, compiten con los prestamos bancarios. Se caracterizan por ofrecer al empresario cronogramas más flexibles que acompañan mejor el flujo de caja del negocio. Al igual que con los préstamos bancarios, suelen contar con una garantía real. En los próximos meses, en caso las empresas no puedan cumplir con el cronograma de pagos, tocará refinanciarlas. La opción de adjudicarse las garantías para procurar venderlas luego no será el mejor camino, ya que la demanda por este tipo de activos se encontrará deprimida por un tiempo.
Fondos de acreencias (factoring). Aquí la rigurosidad del proceso crediticio y gestión de riesgos de la sociedad gestora (empresa de factoring o SAFI) será clave, ya que las empresas deudoras vienen sufriendo el impacto de la crisis a raíz del Covid-19. Ello generará un salto en la morosidad que puede afectar la rentabilidad del fondo y hasta la solvencia de la sociedad gestora. Afortunadamente, el Gobierno, con el fin de evitar que se corte la cadena de pagos, ofrece cubrir a través del Fondo Crecer el 90% del monto negociado de las facturas que presenten 90 días de morosidad de aquí a fin de año. Ello cubrirá casi la totalidad de la exposición de la sociedad gestora y mitigará el impacto en la rentabilidad del inversionista.