Considera que las tasas de interés están bajas y se mantendrán así por un buen tiempo. Por ello, los rendimientos ofrecidos por los bancos en ahorros y depósitos no son atractivos. Al otro extremo, las bolsas de valores han incrementado su volatilidad y probablemente seguirán así en los próximos meses.
Las siguientes preguntas te ayudan a descartar opciones de inversión y te dan luces hacia qué características buscar:
1. ¿Apuntas a hacer crecer tus ahorros o a que te generen una renta?
En el primer caso, apuntas a una ganancia de capital. Para ello, requieres invertir a largo plazo y en instrumentos con mayor potencial de apreciación pero con una mayor volatilidad de precio en el corto y mediano plazo.
Por el contrario, si apuntas a generar un ingreso recurrente con tu dinero puedes invertir en instrumentos de deuda, como bonos o fondos de renta fija, donde percibirás intereses en forma periódica. Alternativamente, podrías invertir en inmuebles con el objetivo de alquilarlos a cambio de una renta mensual.
2. ¿Qué tanto te afecta si pierdes parte del dinero?
¿Piensas que te será muy difícil generar un ahorro similar o tienes una necesidad futura que te obliga a contar con el monto completo? Si este es tu caso, no recomiendo que inviertas en instrumentos de mayor riesgo/retorno, tales como acciones o fondos con componente accionario. Dada su mayor volatilidad, podrían cotizar a un precio bajo cuando requieras el dinero.
3. ¿Cuál es tu tolerancia al riesgo?
Estás dispuesto a que tu inversión se reduzca o fluctúe de valor, o vas a estar preocupado y querrás vender no obstante sepas que no es el mejor momento para hacerlo? Si estás en el segundo grupo, sugiero ahorros a plazo fijo, fondos de corto plazo (ej. acreencias, tesorería), inversiones inmobiliarias y bonos con buena calificación, siempre que mantengas éstos hasta su vencimiento.
4. ¿Cuándo requieres los fondos de vuelta?
Si requieres el dinero en los próximos 2 años descarta invertir en acciones, en fondos accionarios o mixtos (acciones y bonos) o en bonos cuyo vencimiento sea posterior a dicho plazo, ya que su precio, y en consecuencia, su retorno, fluctúa al igual que con las acciones. Descarta también hacer una inversión inmobiliaria porque difícilmente obtendrás una ganancia de capital en un plazo tan corto y su venta tomará tiempo. A largo plazo, 3+ años, invertir en un portafolio diversificado de acciones, como índices, ETFs o fondos mutuos, puede generar retornos superiores a otras alternativas de inversión. Sin embargo, su volatilidad es alta y su rendimiento no es predecible en periodos más cortos.
Aquí los fondos de deuda de corto plazo (ej. acreencias) y los fideicomisos o fondos de renta inmobiliaria (FIBRA, FIRBI) son opciones interesantes. Habrá que evaluar las credenciales del gestor y el nivel de liquidez de dichos fondos, sea por su vencimiento corto o por estar listados en la bolsa de valores.
5. Llegado el momento, ¿Necesitas recuperar tu inversión en forma rápida?
Si necesitas hacerlo, descarta invertir en propiedades o en fondos de inversión privados, donde requieres encontrar un comprador para poder salir. El hacerlo puede significar esperar unos meses y salir a un descuento sobre el precio de mercado.
Por el contrario, si puedes esperar al vencimiento del instrumento donde invertiste, sea éste un certificado de depósito, un bono o un fondo de inversión, tendrás un mayor grado de certeza sobre el retorno a recibir.
6. ¿Estás dispuesto a gestionar activamente tu dinero o prefieres invertir y dedicarte a lo tuyo?
Si no tienes perfil financiero o si quieres evitar labores de corretaje y tratar con inquilinos, sugiero no inviertas en instrumentos que requieren supervisión directa o decisión frecuente de tu parte. Tampoco sugiero que compres una propiedad con miras a alquilarla, ya que coyunturas como la actual ponen en riesgo la continuidad de tu inquilino y podrías quedarte con un inmueble vacío, pagando los gastos de su mantenimiento.
7. Finalmente, ¿cuál es el truco para ahorrar?
El primer pago que realices cada mes debe ser a ti mismo. Es decir, transfiere un porcentaje predefinido de tus ingresos (ej. 10-20%) a otra cuenta, la de tus ahorros. De ahí solo deberás retirar fondos para realizar inversiones como las mencionadas arriba. Nunca para pagar gastos. Y si el saldo de tus ingresos no alcanza para cubrir tus gastos, identifica cuáles puedes reducir.